Hoy cerramos el seriado de columnas de las frases y
reflexiones del Evangelio de la Alegría, exhortación hecha por el Papa
Francisco para guiar al mundo entero. Lo más revolucionario de este documento
se consigue en cada línea. Sin duda son ideas que cambian visiones y paradigmas
instaurados durante años en nuestras sociedades y países. Son ideas
contundentes pero como una dulzura de padre que te invita a pensar, respirar,
reflexionar. Esperamos que hayan sido de provecho para ustedes.
- La Iglesia reconoce el
indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una
intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las
mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia
los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la
maternidad. Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades
pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas,
de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero
todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más
incisiva en la Iglesia.
- Las
reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme
convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia
profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente.
El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se
entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero
puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la
potestad sacramental con el poder.
- Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a
la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y
nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad
civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos.
¿Quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de san Francisco
de Asís y de la beata Teresa de Calcuta? Ellos no podrían aceptarlo. Una
auténtica fe –que nunca es cómoda e individualista– siempre implica un profundo
deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de
nuestro paso por la tierra.
- Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia». Esta preferencia divina tiene consecuencias en la vida de fe de todos los cristianos, llamados a tener «los mismos sentimientos de Jesucristo» (Flp 2,5).
- Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia». Esta preferencia divina tiene consecuencias en la vida de fe de todos los cristianos, llamados a tener «los mismos sentimientos de Jesucristo» (Flp 2,5).
- Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. Frecuentemente, para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. (…) Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o «modernizaciones».
- A veces sentimos la tentación de ser cristianos
manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere
que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás.
Espera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunitarios que
nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormenta humana, para que
aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros
y conozcamos la fuerza de la ternura. Cuando lo hacemos, la vida siempre se nos
complica maravillosamente y vivimos la intensa experiencia de ser pueblo, la
experiencia de pertenecer a un pueblo.
En la próxima columna
continuamos con otras frases, si tienes algún comentario, escríbeme a gentesaludableradio@gmail.com.
Y también puedes seguirnos en tuiter e instagram @gentesaludable. Sonríe
siempre. Hasta la próxima.
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