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sábado, 5 de octubre de 2013

Deseo sexual inhibido

El bajo interés sexual podría tener nombre y causas, algo conocido médicamente como “deseo sexual inhibido” sería el responsable del poco o inexistente apetito sexual en uno o ambos integrantes de una pareja. Ese será nuestro tema de hoy.

Tiene dos clasificaciones: primaria: cuando nunca ha sentido interés o deseo sexual. Secundaria: la persona tenía interés y deseo sexual con normalidad pero desapareció.

Esto pudiera presentarse en la vida real de diversas formas: tener aversión al sexo y resultarle repugnante; huirle al sexo con su pareja actual e interesarte en sexo con otra pareja o perder el interés sexual completamente.

Entre las causas más frecuentes para que el deseo sexual se inhiba en la pareja reconocemos pugnas, estrés, ansiedad, problemas económicos, falta de comunicación íntima asertiva, entendiendo por esto, esa conversación en la que ambos hablan de cómo se sienten, lo que desean, fantasean o sueñan de todos los ámbitos de su vida. Aquellas parejas que viven en casa de familiares o comparten el entorno con mucha gente también podrían presentar cuadros de inhibiciones.

La crianza también es determinante, aquellas basadas en normas rígidas y estrictas valiéndose de patrones morales alejados de la realidad natural y corporal, pueden conducir a un adulto que huya de su sexualidad porque no sabe experimentarla, manejarla o sentirla, ante esto, la bloquea como mecanismo de supervivencia. Si logra tener experiencias sexuales, resultará bastante cuesta arriba lograr el clímax. Es una programación de las estructuras mentales que emite constantemente señales de bloqueo ante cualquier cosa que pudiera disparar la libido debido a que se hacen asociaciones erradas de “sexo = prohibido” “sexo = sucio” “sexo = pecado”, etc.

Las experiencias traumáticas son un punto importante a considerar. Violaciones, incesto o abuso sexual son episodios que no deben ser pasados por alto en el núcleo familiar. No se superan con el paso del tiempo ni mucho menos se olvida, incluso se agudizan y empeoran con el paso de los años. No es una caída de la bicicleta o un sarampión que quedará en la hoja del recuerdo del niño o del adulto. Los tres casos deben ser tratados lo más pronto posible en psicoterapia con atención consecutiva de un especialista. De lo contrario nunca lograrán tener relaciones interpersonales sanas y mucho menos relaciones sexuales, ya que estos son otros detonantes de la inhibición sexual, se asocia el sexo a malas experiencias, dolorosas, traumáticas, abusivas y con esa visión es imposible disfrutarlo.

Las enfermedades o padecimientos que conduzcan a la fatiga, malestar corporal, dolor en los huesos, dolor de cabeza, cansancio, etc. pueden ser también inhibidores. Las afecciones psicológicas como el estrés y la depresión pueden afectar el deseo sexual. Es bastante sabido que el sexo ayuda a liberar el estrés y la sensación de placer general después de la relación sexual perdura por horas y días pero estos estados psicológicos actúan como bloqueadores y para salir de ellos y disponerse al coito requiere un trabajo de paciencia si la pareja está conciente de que la sexualidad no es un acto mecánico.

La menopausia y sus cambios hormonales usualmente tumban la libido de forma importante, es algo biológico difícil de entender por algunos hombres pero que afortunadamente tiene tratamiento de reemplazo hormonal de la mano del especialista indicado.

La infidelidad, ese tema tabú del que casi no se habla pero que su frecuencia asusta, es otro inhibidor sexual. Este tema es otro de los que no se pasa la página así como así. Si usted tiene la voluntad de querer quedarse en la relación, perdonar o ser perdonado, deben ambos en la pareja, tener la voluntad de ir a terapia y sanar en conjunto con el especialista el punto que los llevó a la infidelidad. Los resultados de la psicoterapia suelen ser maravillosos, incluso se logran parejas mucho más unidad y conectadas que antes porque se perdonan desde sus puntos más honestos y sensibles y el amor y el respeto afloran en su sentido más puro y con ello el sexo y la sexualidad plena.

Las personas que sufren de problemas o interrupción espontánea del sueño durante la noche y sus derivados como la fatiga, también podrían ver una disminución en su deseo sexual.

Quizás se me escapan muchas características pero no puedo despedir este tema sin conectarlo con la disfunción eréctil en el caso de los hombres, ya que pudieran estar en medio de cualquier enfermedad o patología física o psicológica como las antes mencionadas u otras como diabetes o problemas cardiovasculares que les impiden buenas y duraderas erecciones y eso hace que tomen las fulanas pastillas “mágicas” que de mágicas no tienen nada, lo que pueden ocasionar son efectos secundarios graves, incluso la muerte. No inventen, no se frustren, ir a la urólogo es la mejor forma de conseguir la raíz del problema, aplicar el tratamiento necesario y recuperar la libido y la vida sexual activa como debe ser.

Ojo, no hay una frecuencia específica, eso la determina la pareja según sus gustos, necesidades y posibilidades. La llegada de los niños al hogar puede disminuir la frecuencia, por ejemplo, pero no significa que las relaciones deben ser malas, es cuestión de creatividad y reinventarse.


La sexualidad debe disfrutarse entera, desde una caricia, una ducha juntos hasta el coito. Inventar y desinhibirse en pareja, será una experiencia divertida. Atrévanse. Hasta la próxima. Síguenos, twitter e instagram: @GenteSaludable.

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