La palabra clave
“respeto” hacia el otro y hacia ti mismo. Si sientes que puedes herir o salir
herido, retírate. El amor es para valientes. Así terminó nuestra columna de la
semana pasada sobre el sexo sin compromiso y aquí seguimos como lo prometimos
con la segunda parte.
No involucrar el
apego o el corazón en una relación duradera de “solo sexo” es prácticamente
imposible, ambos empiezan a hacer clic en cosas mutuas, comunes, son como
cablecitos que empiezan a empatarse. Cualquier razón en el individuo va a ser
suficiente. Irremediablemente si en su relación inmediata anterior las cosas
terminaron echas polvo porque la comunicación era fatal, y en estos encuentros
de intimidad consigues comunicarte con esa otra persona de manera asertiva y
algo en ti se mueve, ahí se hace el primer clic. Si tu relación terminó por
mala cama, y aquí todo fluye, te sientes desinhibido, en confianza, te abres a
experimentar, derrotas tus tabúes y notas ese cambio en ti, se hace un nuevo
clic. Ojo no es que tu cerebro dice “epa estoy haciendo clic”, evidentemente
eso no ocurre así tan directamente, OJALÁ, ocurre de forma casi imperceptible
para la mayoría, es decir, aquellos que vivimos temerosos de sentir y de
enamorarnos. Para esos que nos duelen los abrazos como dolor anticipado “qué
rico este abrazo, pero, ¿y si me deja? ¿y si abraza a otra igual que a mi? Y ya
nos duele todo, nos duele el amor no sentido, nos saboteamos la felicidad, nos
duele ser felices y la infelicidad se convierte en una cadena. En ese abrazo,
que quizás es lo más honesto y sincero de ese hombre o de esa mujer esa noche,
en lugar de entregarnos y simplemente sentir, sentir su olor, su piel, su
respiración, sus latidos….no, venimos nosotros humanos pensantes, racionales
andantes, activamos nuestros miedos y solo transmitimos tristezas,
inseguridades, quién se queda así.
Muchas veces nos
ha ocurrido que abrazamos a alguien de saludo cariñoso y luego pensamos “fulana
tenía el aura como pesada, tiene las energías fuertes, sentí ese abrazo como
triste”. Imagínate cómo se siente con aquella persona a la que le estás
entregando tu intimidad, así sea solo sexo sin compromiso, el sentir es de
estar vivos, es del ser humanos.
Ojo no estoy
queriendo decir con esto que, si te abraza o si durante el sexo, le transmites
amor, es garantía de que se va a quedar contigo juntos para siempre, no no, no
estoy hablando de películas con finales rosas, estoy hablando de ser mejor
persona, de encontrarte con ese amor que vive en ti.
Si vas a la cama
con alguien pensando que el sexo es sucio, que estás gorda o gordo, que mejor
con la luz apagada, que “por ahí no” porque no me gusta; si tú, hombre o mujer,
vas a la cama pensando que esto es “una tiraíta y ya” y luego lo boto y me
consigo a otro, no estás denigrando al acto ni a la otro persona, estas
convirtiéndote en un desperdicio ambulante de ser humano. Eso lo hacen los
perros, los gatos, que actúan en celo y por instinto pero para un humano con
corazón, bolas y ovarios, es como muy poquítico.
Meter esos
sentimientos en la cama es como mucho. Así sea de una noche, ese algo que te
llevo a acostarte con esa persona debe prevalecer como un momento sagrado, ese
que representa desnudarse y fundirse con alguien distinto a ti. Aunque sea por
un instante tienes chance de honrar a ese ser que vive en ti.
Otro “coco” es
la llamada del día siguiente. Eso que nos hace tan humanos y a la vez tan
despreciables. Cualquier mujer y cualquier hombre también, estoy plenamente
convencida que amaría una llamada del día siguiente similar a esto: “hola, como
amaneces? Me alegro que todo bien, de verdad entiendo que lo nuestro de anoche
fue un encuentro fortuito y quizás esta llamada te extrañe, pero quería
agradecerte el momento que pasamos anoche, gracias por darme lo mejor de ti y
hacerme sentir tan bien, si coincidimos de nuevo en algún momento, estoy seguro
(segura) que será un placer enorme para mi. Un beso”.
Y dentro de ti
se hace un clic gigante, gigantísimo, el de la decencia, la caballerosidad o el
equivalente para las mujeres, y lo que sale de ti es simplemente un completo
agradecimiento por ese tiempo que la otra persona dedicó para ti.
También pensarán
que si el encuentro fue un “mal polvo” ni de casualidad tendrán ganas de hacer
esa llamada. No estoy hablando de resultados, estoy refiriéndome a acciones.
Esa persona pudo pasar su noche o su tarde con otro u otra, pero decidió
pasarla contigo, honra esa decisión, honra ese instante mágico que significa
tener un orgasmo con otra persona, ese instante que a ti te otorgó placer,
satisfacción, saciedad, paz y a que otros amantes les bendice con amor,
maternidad, vínculos, etc.
Nuestra no
preparación para el amor, tarde o temprano nos hunde en el dolor. Ambos,
hombres y mujeres sentimos ese dolor, bien sea en vacío que se busca llenar con
decenas de parejas; en frustración a través de la violencia doméstica o
simplemente en soledad, el tiempo avanza, la edad también y vamos quedándonos
solos por dentro y por fuera.
Una historia
bien vivida solo se paga con el precio del amor, ese mismo amor que nadie nos
enseñó a sentir pero que siempre, cada día, cada amanecer está allí dispuestos
a llevarnos de la mano por el sentir. El amor es para valientes. Hasta la
próxima.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario