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domingo, 20 de noviembre de 2011

Mente positiva supera la depresión

Aunque siempre pensamos “eso nunca me va a pasar a mi”, a veces sin darnos cuenta caemos en alguna situación indeseada que nos afecta por encima de nuestros límites de control. Sin querer o por razones de peso podemos vernos envueltos en depresión, con todas las sensaciones que esto implica. Vamos a conocer de qué trata este trastorno y qué puedes hacer para salir de el.

El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta el organismo (cerebro), el ánimo, y la manera de pensar. Afecta la forma en que una persona come y duerme. Afecta cómo uno se valora a sí mismo (autoestima) y la forma en que uno piensa. Un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza. No indica debilidad personal. No es una condición de la cual uno puede liberarse voluntariamente.

Existen varios tipos de trastornos depresivos:
Depresión severa: se manifiesta por una combinación de síntomas que interfieren con la capacidad para trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que antes eran placenteras.
Distimia: es un tipo de depresión menos grave, incluye síntomas crónicos a largo plazo, que no incapacitan tanto, sin embargo impiden el buen funcionamiento y el bienestar de la persona.


Trastorno bipolar: llamado también enfermedad maníaco-depresiva. No es tan frecuente como los otros trastornos depresivos. Se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo: fases de ánimo elevado o eufórico (manía) y fases de ánimo bajo (depresión). Los cambios de estado de ánimo pueden ser dramáticos y rápidos, pero más a menudo son graduales.


Depresión posparto - Las mujeres deben de estar alertas de cambios mentales que pueden ocurrir, durante el embarazo y después del parto, pueden comenzar de tres a cuatro días después del parto, y esto incluye cambios de temperamento, el llorar repentinamente y los problemas de concentración. Estos síntomas desaparecen por lo regular diez días después del parto.


Algunos síntomas pueden ser: disminución de energía, fatiga, agotamiento, sensación de estar "en cámara lenta"; dificultad en concentrarse, recordar y tomar decisiones; insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta; pérdida de peso, apetito o ambos, o por el contrario comer demasiado y aumento de peso; pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio; inquietud, irritabilidad; síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento médico, como dolores de cabeza, trastornos digestivos y otros dolores crónicos.
Algunos tipos de depresión tienden a afectar miembros de la misma familia, lo cual sugeriría que se puede heredar una predisposición biológica. Las personas con poca autoestima se perciben a sí mismas y perciben al mundo en forma pesimista están predispuestas a la depresión.


Enfermedades tales como los accidentes cerebro-vasculares, los ataques de corazón, el cáncer, la enfermedad de Parkinson y los trastornos hormonales, pueden llevar a una enfermedad depresiva.


La persona enferma y deprimida se siente apática y sin deseos de atender a sus propias necesidades físicas, lo cual prolonga el periodo de recuperación. La pérdida de un ser querido, los problemas en una relación personal, los problemas económicos, o cualquier situación estresante en la vida (situaciones deseadas o no deseadas) también pueden precipitar un episodio depresivo.


El primer paso para recibir un tratamiento adecuado para la depresión consiste en un examen médico. Muchas formas de psicoterapia, incluso algunas terapias a corto plazo (10-20 semanas), pueden ser útiles para los pacientes deprimidos. Las terapias "de conversación" ayudan a los pacientes a analizar sus problemas y a resolverlos, a través de un intercambio verbal con el terapeuta. Algunas veces estas pláticas se combinan con "tareas para hacer en casa" entre una sesión y otra. También pueden utilizarse antidepresivos.


Lo importante es detectar la depresión y acudir a un especialista para identificar su causa y atacarla de raíz para que no afecte tu día a día.


La web superaladepresion.com nos ofrece algunos tips para decirle adiós a la tristeza:
1. Actívate, haz todo ese tipo de cosas que antes te generaban ilusión.
2. Positiva tus pensamientos, busca con todo tu interés el lado positivo que todas las cosas tienen.
3. Desarrolla tu autoestima, acéptate como eres, no necesitas ser "más", ríndete, cuanto más quieres cambiarte, más te criticas y más disminuyes la autoestima.
4. Desarrolla tu asertividad y mejora las relaciones personales en tu entorno, con mayor capacidad para defender tus derechos e intereses personales.
5. Vive tus emociones y desarrolla tu inteligencia emocional, aprendiendo a reconocer y aceptar tus emociones aunque no sean agradables, como la tristeza, la soledad o el abandono.
6. Afronta las situaciones y actividades desagradables pendientes, que has tratado de evitar y te ocasionan estrés e inquietud.
7. Establece objetivos en tu vida, aunque sean modestos. Haz una lista y empieza a caminar hacia ellos ¡ya!
8. Dedica un tiempo al día a relajarte, con actividades como respirar profundamente o practicar relajación.
9. Deja en silencio tu mente, no le des más vueltas a tus pensamientos, es inútil, no luches contra corriente, déjate fluir.
10. Aprende a solucionar tus problemas, mejorando tu capacidad de discernimiento y toma de decisiones.

Fuente: catholic health y superarladepresion.com.

Deseo de corazón que este pequeño aporte te ayude a salir adelante. Sonríe siempre. Dios te bendiga. Hasta la próxima.

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