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miércoles, 7 de septiembre de 2011

¡¡¡Quiero chocolate!!!



Me confieso adicta a dos cosas principales, al amor y al chocolate. Por Dios, podría emprender una batalla armada con cualquiera por un pedacito de ese delicioso manjar, que debió ser inventado por unos ángeles en el paraíso. Este dulce ha sido la salvación de muchos en momentos claves de la vida ya que se le atribuyen maravillosas propiedades. Conozcamos algo más sobre el.




El chocolate es un alimento cuya ingesta produce sensación de bienestar en el organismo. Esto ocurre porque este alimento contiene una serie de componentes con propiedades euforizantes y estimulantes.



De entre todos ellos destaca la feniletilamina, un componente que, en realidad, pertenece a la familia de las anfetaminas. Actúa en el cerebro desencadenando un estado de euforia y bienestar emocional. Esta es la razón por la que las personas que están acostumbradas a comer chocolate sienten la necesidad de ingerir este alimento en aquellos momentos en que no se encuentran bien, cuando están tristes, cuando se sienten emocionalmente afligidos, deprimidos, etc.



En zonas frías o de mucha altura se recomienda comer chocolate para mantener el calor corporal.
El cacao es rico en alcaloides, como la cafeína y la teobromina. Estos excitan el sistema nervioso, haciendo que estemos más activos y despiertos frente a los estímulos exteriores, aumentan el ritmo cardíaco y favorecen la eliminación de la orina. Un uso prolongado y abundante de los mismos puede producir sobreexcitación, insomnio y gastritis. Sin embargo, hay que decir que el contenido de estos alcaloides es superior en el café o en el té que en el chocolate.



Desde pequeños asociamos el chocolate a sensaciones positivas y placenteras. Existe la costumbre de regalar a los niños y niñas chucherías o chocolatinas para los cumpleaños, para las fiestas especiales o como recompensa para premiar sus aciertos, como cuando se portan bien o sacan buenas notas. Este alimento va asociado con estímulos positivos de manera que, inconscientemente, la ingestión de alimentos con chocolate produce una vuelta a los momentos agradables de la infancia. Por este mismo motivo también se regalan bombones a las personas mayores en ocasiones especiales. Hay una asociación clara entre el chocolate y " los buenos momentos".



El chocolate es un alimento muy rico en grasa vegetal. Además, hay que tener en cuenta que el cacao puro es muy amargo y prácticamente no se puede comer si no se endulza, por eso en la confección del chocolate se utilizan grandes cantidades de azúcar que pueden llegar prácticamente al 50% de la composición. Otras veces se utilizan ingredientes espesantes como la harina de maíz, de trigo, etc. Todo ello hace que el chocolate sea un alimento extremadamente energético. Una simple barra de unos 40 gramos contiene más de 200 calorías.



La riqueza en calorías del chocolate puede ser muy ventajosa en ciertas situaciones. Las personas que realizan deportes que requieren un gasto calórico muy elevado hacen normalmente uso de este alimento para mantener sus energías constantes. Los escaladores, los alpinistas, los soldados en misiones difíciles, los astronautas pueden hacer uso de esta reserva de energía en algún momento que la necesiten. Una barrita de chocolate les puede ayudar a recuperar fuerzas en estas situaciones. Igualmente una porción de chocolate de una manera no habitual y utilizada moderadamente puede ayudar a los niños a mantenerse activos cuando están realizando alguna actividad física continuada.



Estudios más recientes mantienen que el chocolate es un buen antioxidante, capaz de prevenir la acción de los radicales libres sobre el organismo. Un uso muy moderado de este alimento podría ayudar a mejorar la salud cardiovascular, previniendo la aparición de enfermedades del corazón o el desarrollo del cáncer.



No debemos olvidar que estos componentes pasan a formar parte de la pasta del cacao o de la manteca del cacao cuando se procesan las semillas de los frutos del cacaotero. Por ello es importante aclarar que la adición de leche al chocolate disminuye la concentración de estos principios y lo vuelve menos antioxidante. Parece ser que las proteínas de la leche se fijan a los antioxidantes y dificultan la absorción de los mismos. El chocolate puro es el que contiene más propiedades antioxidantes y el que se debería comer para obtener más beneficios. Hay que precisar que los mismos estudios señalan que la dosis de chocolate que debería comerse debe de ser muy pequeña y no debería superar un cuadrito diario para evitar que otros efectos perjudiciales de este alimento puedan superar los beneficios.



También, resulta muy útil aplicado externamente en la realización de masajes con propiedades terapéuticas. El uso de estos masajes facilita el drenaje de las capas profundas y superficiales de la piel, resultando adecuado en el tratamiento de la celulitis, resequedad, manchas en la piel, proporcionando más brillo al tener propiedades exfoliantes, hidratantes y vigorizantes.



Es importante tener en cuenta que su ingesta puede ser perjudicial para personas con problemas de peso, obesidad, diabetes, padecimiento del hígado, estreñimiento, así como también puede generar dolores de cabeza y migrañas.

Si lo comes con moderación puedes aprovechar al máximo todos sus beneficios. Hasta la próxima. Sonríe siempre.

Fuente: botanical-online.

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