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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Aceitunas de mi corazón






Si usted es como yo, del club de fan de las aceitunas, este artículo de hoy es para que conozca un poquito más de este fruto tan delicioso que nos acompaña en veladas de amigos, ensaladas o en cualquier ocasión. (Se me hace agua la boca).

El olivo, es un árbol de la familia de las oleáceas que puede llegar a medir unos 15 metros de altura. Posee un tronco erecto de color gris claro, lleno de protuberancias y fisuras, especialmente a medida que envejece, ya que de joven suele tener la corteza lisa. Destaca su gruesa cepa. Sus hojas son opuestas, lanceoladas, de hasta unos 8 cm de longitud.

Las flores son muy pequeñas y están reunidas en inflorescencias. Presentan cuatro pétalos de color blanquecino y una fuerte fragancia. Sus frutos son las aceitunas, que son drupas de forma ovoidea, en cuyo interior aparece un solo hueso. Presentan tamaños diferentes, según la variedad, aunque suelen oscilar entre 1,5 y 3 centímetros. Al principio son de color verde, pero, a medida que maduran se vuelven negros. Es un árbol de hoja perenne, que tienen en general forma ovalada y son de color verde oscuro.

Aparece como árbol cultivado en prácticamente todas las regiones de clima mediterráneo con exposición soleada, libre de heladas. Esta distribución comprende tanto zonas de países europeos, como Portugal, España, Grecia o Italia, por ejemplo, u otros países no europeos que presentan clima parecido como Australia, Chile o Perú. El olivo cultivado procede del acebuche u olivo silvestre que se puede ver fácilmente en ejemplares no cultivados nacidos a partir de aceitunas que no han sido injertadas. El acebuche se diferencia de la especie cultivada por su aspecto más arbustivo, por la presencia de espinas en sus ramas, por sus hojas y sus frutos más pequeños.


Resulta muy difícil precisar el sitio exacto donde se cultivó por vez primera, y las investigaciones parecen sugerir que sus orígenes habría que buscarlos 4000 años AC en la antigua Mesopotamia.


Aparece con frecuencia en los monumentos egipcios, como la tumba de Tutankamón donde se encontraron figuras de coronas hechas con sus ramas. Recordemos, dentro de la cultura judía, el episodio de la crucifixión que fue llevado a cabo en un campo de olivos o la importancia de su aceite dentro de la liturgia religiosa. Los griegos, que junto a los fenicios fueron responsables de la expansión de este cultivo en la Península Ibérica, le dieron una importancia capital, considerándolo un árbol sagrado y mágico. La ciudad de Atenas estaba completamente decorada con jardines donde el olivo era la planta principal y nadie podía cortarlo o herirlos sin sufrir la pena del destierro. Recordemos como premiaban a los vencederos en las Olimpiadas con una corona realizada con sus hojas. Esta misma veneración fue continuada por los romanos y por los pueblos sucesores que convirtieron esta planta, no solo en un símbolo de paz y fertilidad, sino en un cultivo fundamental del pueblo mediterráneo.

Se le considera un alimento en súper sano por su alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados. Estudios científicos han demostrado que este tipo de lípidos contribuyen a eliminar el exceso de colesterol en la sangre, y esta evidencia ha extendido su consumo por todo el mundo durante las últimas décadas. Además es rico en antioxidantes naturales y vitamina E.


Recientes hallazgos médicos señalan que podría contribuir a regular de forma natural el nivel de glucosa en la sangre, optimizar la absorción de nutrientes estimulando el crecimiento y controlar la tensión sanguínea.
Se utiliza como cualquier aceite, crudo en ensaladas o para freír. Su aroma característico y su sabor dan a la comida un sabor muy particular que encanta a todos los grandes chefs del mundo. Es la carta de presentación de la famosa dieta mediterránea, la cual tiene la fama de ser la más sana, equilibrada y recomendable. De igual forma, sería importante destacar que la madera del olivo es también muy apreciada por su densidad y dureza en el mundo de la ebanistería.
Algunas tradiciones ancestrales le otorgan a la oliva propiedades medicinales tal como lo refleja la web supernatural.cl:

Cálculos biliares, enfermedades del hígado: tomar jugo de limón con aceite de oliva. Laxante: tomar 2 cucharadas de aceite en ayunas. Contribuye a la digestión. Fiebre: cocer veinte gramos de ramas o corteza de olivo por cada litro de agua. Tomar varias tazas al día. Cutis marchito y arrugado: mezclar una yema de huevo con una cucharadita de aceite de oliva y agregar unas gotas de limón si el cutis es graso. Aplicar durante 15 minutos y retirar con leche o agua tibia. Cicatrices, heridas, úlceras externas, labios partidos, pezones agrietados: cocinar ligeramente tres manzanas y macerar hasta obtener una crema. Agregar dos cucharadas de aceite de oliva, cereal de trigo y 10 almendras molidas, se mezcla muy bien y se aplica en la zona afectada hasta que sane. Estreñimiento: como laxante en casos de estreñimiento severo, tomar medio vaso de zumo de acelga con una cucharada de aceite de oliva. Para cicatrizar heridas y úlceras: mezclar el jugo exprimido de una manzana con aceite de oliva, se aplica sobre la zona afectada. Enfermedades de la piel: en el caso de afecciones cutáneas, un triturado de lechuga con una cucharada de aceite de oliva aplicado en forma de cataplasma, ayuda a la mejoría y suaviza la piel.


Tu salud es fundamental, cuídate. Hasta la próxima. Sonríe siempre. Gente Saludable, Gente como tú.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

MMM QUE RICAS ACEITUNAS A MI ME ENCANTAN YO SOY DE CHIAPAS Y LA VERDAD ME ENCANTARIA TENER UN ARBOL DE OLIVO Y QUISIERA SABER Y LAS HACEITINAS EN FRASCOS CONSERBAN SUS NUTRIENTES?

Anónimo dijo...

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