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jueves, 3 de marzo de 2011

Regálame una sonrisita


Al mal tiempo buena cara, dice un refrán conocido desde las abuelas hasta la actualidad y es que cuando nos hablan de ser feliz o de felicidad no sabemos dónde se compra ni con qué se come eso o pensamos que nos va a salir en un helado premiado. Esta sensación está dentro de nosotros y en nuestra actitud ante el día a día, ya verán.

Algunos definen la felicidad como un estado de ánimo, yo quiero convencerme que es una actitud hacia la vida.

Y voy con mis amigos los especialistas, el psiquiatra Aquilino Polaino nos presenta nuestras encrucijadas reales “En la vida humana se puede hablar de "caminos" hacia el sufrimiento o hacia la felicidad, porque el hombre es libre. Y porque es propio del hombre anticipar lo que todavía no es y futurizar, desde hoy, lo que llegará a ser. Eso es lo propio del hombre. Los caminos serán de sufrimiento o de felicidad, según el proyecto que cada uno hace con y de su vida. Hay personas que tienen como proyecto de vida no hacer ningún proyecto. Eso también es un proyecto, sólo que demasiado pobre”.

Para el teólogo Fernando Pascual este misterio de actitud va ligado íntimamente al amor: “La felicidad profunda del corazón no está en lo que tengamos o gocemos unos momentos de paz o unos días de descanso. Está en saber que alguien nos quiere, nos espera, nos rescata. Está en levantarnos una y mil veces, en perdonar…No es tan difícil encontrar el secreto para ser felices. Basta con dejarnos amar y con amar sin medida, sin límites”.

Y prosigue Pascual “la voluntad tiende al bien supremo que es el amor. Es más, el hombre, se realiza cuando vive de amor, reconoce el amor y se dedica a amar, la felicidad es propia de un corazón enamorado, del que sabe querer. En definitiva, se han de unir las dos cosas: el bien y el amor”.

Entonces, para conseguir algo de felicidad en nuestras vidas debemos hacer el bien en su sentido amplio y amar a todo y a todos.

Tomás Melendo, dice algo muy bonito: “hay que aprender a amar. Únicamente entonces, cuando la desestimemos plenamente, nos sobrevendrá, como un regalo, como un don inesperado, la felicidad. El amor, solo el amor, engendra la dicha”.

Pero no todo es bello por supuesto, la vida es como una rueda a veces estás arriba y otras, abajo, allí está el secreto, sacarle jugo a todo lo que se presente. El psiquiatra Enrique Rojas, nos habla de las vicisitudes: “La vida da muchas vueltas. Ha visto uno caer torres muy altas. La mejor de las vidas está envuelta de sinsabores, heridas, dificultades, cosas que se han torcido y han seguido un derrotero inesperado para nosotros y nos han obligado a reconducir nuestra travesía de otro modo. Si la vida es la gran maestra, el tiempo es su gran escultor”.

Rojas, nos explica que la felicidad también se construye, no cae del cielo ni la regalan en la entrada del metro, debe tener metas y un horizonte que te conduzca a lo mejor de lo mejor en tu proyecto personal, para ello enumera algunas características:
1. Que sea coherente y realista. Es decir, que haya el menor número de contradicciones posibles dentro de ella y se asiente en la realidad.
2. Amor y trabajo conjugan el verbo ser feliz; amar el trabajo y trabajar con amor.
3. Capacidad para superar las adversidades, derrotas y frustraciones de la vida significará buena salud mental.
4. Es conveniente tener preparado una especie de manual de emergencia para enderezar el rumbo cuando éste se ha salido de los carriles previstos.
5. La amistad es una de las grandes acompañantes de la vida nos aseguran complicidad, confidencia, intimidad, capacidad para desahogarnos en los momentos malos y buscar el apoyo y el refugio en el otro.
6. La convivencia es un arte. La vida diaria sigue siendo la gran cuestión. Convivir es ceder, respetar al otro, pedir perdón y ser perdonado, y evitar el roce y la fricción que entorpece y desalienta. En la convivencia diaria uno se retrata; de ahí la importancia de cuidar los pequeños detalles del día a día, para hacerla amable y positiva.
“El mapa de la felicidad se dibuja a base de valles y colinas, y de ríos caudalosos y de pequeños riachuelos que alimentan la tierra y le dan vigor y frescura. La felicidad consiste en sacarle el máximo jugo posible a nuestra existencia, en hacer algo que merezca la pena con la vida que uno tiene, cada uno de acuerdo con sus posibilidades y su situación”. Apunta Rojas

Por su parte, científicos estadounidenses decidieron encapsular algunas claves para la felicidad: ser una persona agradecida: escriba cartas o llame a todo aquel que lo ha ayudado en algún momento; ser optimista siempre ante todo; alegrarse con las pequeñas victorias lo que te permitirá concentrarte en lo positivo; tener mucho sentido del humor y rodearte de gente alegre y por último la caridad, aseguran que las personas que ayudan a los demás experimentan un alto nivel de satisfacción.

Aunque tengas problemas, tristezas, miedos, dificultades, aventúrate a regalarte aunque sea pequeños instantes de felicidad, dile a tus hijos cuanto los amas y revitalízate con sus sonrisas; agradécele a tus amigos su incondicionalidad; llévale un café a tu jefe que siempre tiene cara de gruñón; haz el amor con tu pareja, que sienta tu devoción a ese cúmulo de sentimientos que nacen hacia él (ella); simplemente llénate de todo lo bueno que te rodea. No se trata de andar de comeflor por la vida, se trata de nutrirte de lo hermoso y usarlo para sonreír y sentirte feliz. Un pacto de sonrisas con la vida, un ganar – ganar. Hasta la próxima.

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