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sábado, 12 de febrero de 2011

Te Amo

En el medio de la persecución de algún concepto o palabras que me permitan contarles qué es eso que llaman amor y con qué se come, me conseguí con un montón de mis escritores y psicólogos favoritos quienes citan a su vez a otros estudiosos sobre este tema y la cosa se convierte casi en un pastel de 150 años. ¿Por qué el amor es tan difícil? ¿Definirlo, sentirlo, vivirlo? Aquí algunas ideas sueltas.

Me quedé con la definición de Ortega y Gasset que comienza por caracterizar al amor como un movimiento centrífugo del alma dotado de una cierta temperatura espiritual: frío, tibio, caluroso, abrasador, uniéndote con lo amado de manera física, espiritual y/o simbólica. Así lo resume: «Es un acto centrífugo del alma que va hacia el objeto en flujo constante y lo envuelve en cálida corroboración, uniéndonos a él y afirmando su ser».

El amor es una realidad que afecta a la persona en su totalidad: no sólo a la emotividad. Las emociones y los sentimientos pueden ser pasajeros. El amor tiene vocación de eternidad y si no, no es amor auténtico. Es sentimiento, pero también es mucho más que eso.

Parece que todos hoy en día creemos saber de amor pero cuando nos sentamos frente a él no encontramos cómo sentirlo, cómo administrarlo, empacarlo y rendirlo para que nos dure intacto y bello hasta el último suspiro de vida.

En ocasiones es un sentimiento agobiante y agotante. Estamos tan angustiados por sentirlo y sentirlo, por querer que jamás se acabe que nos desgastamos tanto en tratar de congelarlo o eternizarlo que irremediablemente lo dañamos. ¿Cómo lo dañamos? Con nuestros miedos, inseguridades, baja autoestima, con esas voces internas que nos gritan y sabotean, que susurran: “vas a fracasar; no estás hecho para amar; no mereces ser amado; así como eres nadie te querrá; no te mereces a esa mujer (hombre); no vales nada…”. Y así nuestros fantasmas nos arruinan el amor: el propio, el ganado y el que nos regalan. ¿Cómo matamos a los fantasmas? Haciéndoles cita con día, fecha y hora, mirándolos a la cara, a los ojos… enfrentándolos.

El docente Pedro Llera asegura que el trabajo personal en el camino hacia el verdadero amor es complejo pero satisfactorio: “el ser humano no alcanza su madurez mientras no es capaz de conocerse a sí mismo, aceptándose con sus virtudes y sus limitaciones, sus puntos fuertes y sus debilidades. La vida es un camino en el que vamos tratando de realizarnos como personas, tratando de ser lo que estamos llamados a ser: Personas con mayúsculas, que aman en plenitud, como Dios nos pide que amemos: sin límites ni medida”.

Identifica algunas dificultades: “El problema está en que en el mundo de hoy cada vez hay más gente incapaz de amar: analfabetos del amor, pobres en amor, discapacitados para amar. Se nos está diciendo que lo único que da sentido a la vida es disfrutar: pasarlo bien, dar rienda suelta al instinto, beber, viajar, el lujo, la riqueza, la fama… Es lo que llamamos “hedonismo”. Esa visión de la vida nos incapacita para amar y nos convierte en auténticos minusválidos, nos condena al vacío, al hastío y a la desesperación”.

El teólogo Fernando Pascual dice algo mucho más sencillo: “El dinamismo del amor es sencillo: recibir amor lleva a dar amor. Y dar amor permite recibir más amor y crecer en el amor”.

En cuanto al amor que se extiende más allá de la pareja y abarca a todos nuestros afectos Llera expresa: “la familia está en crisis porque nos hemos olvidado de lo que es amar. No tenemos hijos porque no te dejan disfrutar de la vida ni prosperar profesionalmente. Y si tenemos hijos, nos vemos obligados a aparcarlos donde sea porque los dos tenemos que trabajar para poder vivir bien. Como si “vivir bien” consistiera en otra cosa distinta de querer a tus hijos y educarlos y atenderlos. Hay padres que se han olvidado de que lo más importante en la vida es querer a los hijos y que lo que tus hijos necesitan no son cosas, sino un padre y una madre que los quieran, que les lean libros, que les ayuden a hacer los deberes, que les escuchen, les consuelen, les orienten, les ofrezcan principios y valores para llegar a ser buenas personas y les ayuden a encontrar su propio camino en la vida”.

José Luis Damián, colaborador de la revista mexicana “Sí para jóvenes” plantea algunos puntos sobre el “amor verdadero” y aquí van:
1) Está centrado en el otro: cuando el amor está enfocado en ti y no en la persona amada se convierte en egoísmo. Sólo adquiere sentido y resultados positivos cuando se ejerce en el otro.

2) Está 100% ligado a la verdad y el bien: solo se ama lo que se conoce. Quien te ama de verdad te llevará a realizar acciones correctas y buenas. El que ama busca el bien de la persona amada.

3) Te convierte en héroe: por la persona amada somos capaces de realizar todo aquello que no nos atrevemos a hacer. Lo imposible nos resulta posible y nos creemos capaces de combatir al mundo entero por nuestra causa.

4) Duele: quien ama con todo su corazón renuncia a sí mismo y se sacrifica por el ser amado y esto no siempre es placentero, pero es lo correcto y será satisfactorio porque amor se convierte en amor. Ama hasta que te duela.

5) Se demuestra: el amor es un verbo y como tal debe demostrarse con acciones concretas. ¡Demuéstraselo!

Damián lo resume: el amor es generoso, bondadoso porque tiende al bien, es heroico, duele pero vuelve a ti hecho amor, y nos recuerda que amar solo se aprende amando.
Di Te amo antes de que sea tarde.
Sonríe siempre. Hasta la próxima.

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