El 28 de mayo se celebró el día mundial de la
Esclerosis Múltiple. La difusión de información detallada de esta enfermedad
sin cura definitiva, es fundamental para realizar un diagnóstico temprano y
aplicar el tratamiento más óptimo que mejore la calidad de vida del paciente.
Es una enfermedad autoinmunitaria que afecta el cerebro y la médula
espinal (sistema nervioso central).
La esclerosis
múltiple (EM) afecta más a las mujeres que a los hombres. El trastorno se
diagnostica con mayor frecuencia entre los 20 y 40 años de edad, pero se puede
observar a cualquier edad. Es causada por el daño a la vaina de mielina, la
cubierta protectora que rodea las neuronas. Cuando esta cubierta de los nervios
se daña, los impulsos nerviosos disminuyen o se detienen.
El daño al nervio
es causado por inflamación, la cual ocurre cuando las células inmunitarias del
propio cuerpo atacan el sistema nervioso. Esto puede ocurrir a lo largo de
cualquier área del cerebro, el nervio óptico o la médula espinal.
No se sabe
exactamente qué hace que esto suceda. El pensamiento más frecuente es que los
culpables son un virus o un defecto genético, o ambos. Es posible que
intervengan factores ambientales.
Usted es ligeramente
más propenso a contraer esta enfermedad si tiene antecedentes familiares de EM
o vive en una parte del mundo donde ésta es más común.
Los
síntomas varían porque la localización y magnitud de cada ataque puede ser
diferente. Los episodios pueden durar días, semanas o meses. Los ataques van
seguidos de períodos de reducción o ausencia de los síntomas (remisiones). La
fiebre, los baños calientes, la exposición al sol y el estrés pueden
desencadenar o empeorar los ataques.
Es común
que la enfermedad reaparezca (recaída). Sin embargo, puede continuar empeorando
sin períodos de remisión.
Los
nervios en cualquier parte del cerebro o la médula espinal pueden resultar
dañados. Debido a esto, los síntomas de la esclerosis múltiple pueden aparecer
en muchas partes del cuerpo.
Síntomas
musculares: pérdida del equilibrio; espasmos musculares; entumecimiento o
sensación anormal en cualquier área; problemas para mover los brazos y las
piernas; problemas para caminar; problemas con la coordinación y para
hacer movimientos pequeños; temblor en uno o ambos brazos o piernas y debilidad en
uno o ambos brazos o piernas.
Síntomas
vesicales e intestinales: estreñimiento y escape de heces; dificultad para
comenzar a orinar; necesidad frecuente de orinar; urgencia intensa de orinar y
escape de orina (incontinencia).
Síntomas
oculares: visión doble; molestia en los ojos; movimientos oculares rápidos e
incontrolables; pérdida de visión (usualmente afecta un ojo a la vez); entumecimiento,
hormigueo o dolor; dolor facial; espasmos musculares dolorosos y sensación
de picazón, hormigueo o ardor en brazos y piernas.
Otros
síntomas cerebrales y neurológicos: disminución del período de atención, de la
capacidad de discernir y pérdida de la memoria; dificultad para razonar y
resolver problemas; depresión o sentimientos de tristeza y mareos o
pérdida del equilibrio; hipoacusia.
Síntomas
sexuales: problemas de erección y problemas con la lubricación vaginal.
Síntomas
del habla y de la deglución: lenguaje mal articulado o difícil de entender y problemas
para masticar y deglutir.
La fatiga es
un síntoma común y molesto a medida que la EM progresa y con frecuencia es peor
al final de la tarde.
Los
síntomas de la esclerosis múltiple pueden simular los de muchos otros
trastornos neurológicos. La enfermedad se diagnostica descartando otras
afecciones.
El médico
puede sospechar de esclerosis múltiple si hay disminución en el funcionamiento
de dos partes diferentes del sistema nervioso central (como los reflejos
anormales) en dos momentos diferentes.
No se
conoce cura para la esclerosis múltiple hasta el momento, pero existen
tratamientos que pueden retardar el progreso de la enfermedad. El objetivo del
tratamiento es controlar los síntomas y ayudar a mantener una calidad de vida
normal.
Los medicamentos
con frecuencia se toman durante un tiempo prolongado y pueden abarcar: medicamentos
para retrasar la enfermedad; los esteroides se pueden utilizar para disminuir
la gravedad de los ataques y medicamentos para controlar los síntomas como los
espasmos musculares, los problemas urinarios, la fatiga o los problemas del
estado de ánimo.
Lo
siguiente también puede servir para las personas con EM: fisioterapia,
logopedia, terapia ocupacional y grupos de apoyo; dispositivos asistenciales,
como sillas de ruedas, montacamas, sillas para baños, caminadores y barras en
las paredes; un programa de ejercicio planificado a comienzos del trastorno; un
estilo de vida saludable, con una buena nutrición y suficiente descanso y
relajación; evitar la fatiga, el estrés, las temperaturas extremas y la
enfermedad; cambios en lo que se come o bebe si hay problemas para
deglutir; hacer cambios en torno a la casa para prevenir caídas; trabajadores
sociales u otros servicios de asesoría que lo ayuden a hacerle frente al trastorno
y conseguir ayuda y vitamina D u otros suplementos, previa consulta médica.
Fuente: www.nlm.nih.gov.
Sonríe siempre.
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