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jueves, 16 de febrero de 2012

¡¡Ponte el anillo!!


Con esta moda desenfrenada de rejuntarse y huirle por la derecha a todo tipo de compromiso que involucre noviazgo, petición de mano y por ende matrimonio, hoy en día en la calle nos enfrentamos a un reto casi olímpico para descifrar cuando nos engañan o no, sobre el estado civil de alguien que apenas conocemos.
Antes solo nos preocupaba a las mujeres, pero ahora, nosotras mismas también generamos preocupación en el sexo masculino.

Si de algo serio se trata, pareciera que la pregunta obligatoria debe ser su número de cédula o la dirección de su casa para rastrear e investigar con quien andamos. Sin embargo, hay que reconocer que las mujeres lo tenemos más difícil, a un grupo importante de hombres no les gusta usar el anillo de casado bajo ninguna circunstancia, el punto a nuestro favor es que son tan malos mentirosos que siempre los descubrimos. Esta negativa es multifactorial, algunos dicen que les molesta, que no se acostumbran a usar una joya en la mano, que se sienten raros o que eso es para las mujeres. Otros, ahogados con el recuerdo de sus años de libertad, prefieren no usarlo para sentirse al menos algo liberados durante el día. Evidentemente hay quienes te hablan de la inseguridad y no lo usan para que no se los roben.

Algunas mujeres, por aquello de la excesiva espontaneidad que vemos hoy en día, deciden sentirse liberadas y echar una “canita al aire” de vez en cuando o estar “siempre listas” cuando alguno decide sacarle fiesta, en estos casos el anillo estorbaría desde luego.

Un grupo de especímenes un poco más raros pero en aumento, asegura que no se quita el anillo por nada del mundo por varias razones: amor profundo a su pareja y al lazo que los une; y otros porque juran y perjuran que el anillo “levanta más”, una suerte de pensamiento patológico que además surte efecto. Un grupo selecto de mujeres prefiere ser “la otra” para no tener que atender a nadie todos los días, únicamente de raticos.

El meollo de este asunto es que los hombres y mujeres que aún creen en relaciones estables se encuentran con el conflicto y el reto: ¿cómo encontrar alguien decente?

En primer lugar amigo, amiga, si usted está casad@ póngase el anillo y úselo con dignidad y decencia, si no, divórciese. Usándolo recuerda su compromiso adquirido y además evita confusiones e ilusiones en vano en su entorno, sin tomar en cuenta que alguno de los dos siempre se siente mal cuando ve que su pareja no utiliza la alianza de boda. Si te casaste, te casaste, tomaste una decisión en la adultez que debe estar respaldada por todas las acciones a continuación en tu día a día. Si empiezas a contradecirte, a querer y hacer cosas diferentes a la de una persona casada, si te sientes preso, amarrado, etc., es momento de hacer un stop y revisar por qué te sientes así. Si puedes tomar los correctivos junto a tu pareja es ideal, si necesitan buscar ayuda profesional, háganlo; si tu infelicidad continúa, escucha a tu corazón antes de que el tiempo siga transcurriendo y sea peor.

En segundo lugar, ese chip de “me rejunto y si no funciona me separo” es una frase hipócrita que nos repetimos y convencemos para huirle olímpicamente a cualquier coyuntura de compromiso, lo que es igual a Inmadurez. Si usted está enamorado y además tiene ganas de echarle pichón hasta el final con esa persona hay que hacerlo con honestidad, con el corazón completo y las energías repotenciadas, para eso está el noviazgo. Si te vas a casar pensando que no funcionará, sin duda que, NO funcionará. Algo así como “ley de atracción”. Todos tenemos derecho a querer formar una familia y lograrlo. Ciertamente las mujeres desde antes de nacer soñamos con una boda hermosa, pero lo más bello de todo es que muchos hombres también sueñan con ese día, con ver a su chica entrando vestida de novia y dar el SI. Los valientes se lanzan a disfrutarlo, los cobardes se quedan con la duda y gastan muchísimas energías huyendo de ese momento. Solo hay que planificarse y vivirlo.

Y en tercer lugar, si lo que usted quiere es un bochinche, aclárelo desde el principio. No se vale jugar con los sentimientos de los demás. Tanto hombres como mujeres, tienen que hablar claro sobre sus pretensiones, nada está sobreentendido. Lo que empieza con encuentros furtivos de sexo, después de la tercera o cuarta cita ya tiene tendencia a que alguno de los dos empiece a involucrarse sentimentalmente, así que para evitarse momentos desagradables es mejor, hablar claro.

La web bodapasoapaso.com nos dice: “el anillo es un símbolo que se utiliza en la celebración de una boda. Simboliza el compromiso entre los novios. Alrededor del 2800 AC, los antiguos egipcios ya intercambiaban anillos en sus ritos matrimoniales. Para ellos, el círculo representaba una forma sin principio y fin, por lo que significaba la eternidad.

El anillo matrimonial se coloca tradicionalmente en la mano izquierda, en el dedo anular, por la creencia antigua de que la vena de ese dedo llega directamente hacia el corazón. La tradición apuntaba a agregar diamantes ya que se considera que alejan el mal y atraen el amor duradero”.

Si vas a sentir amor, siéntelo de verdad, enamórate con el corazón y comprométete con esa persona que decidió caminar junto a ti, eso te hará sentir bienestar y darás ejemplo de unión y familia a tus hijos, lo que contribuirá con una mejor sociedad inevitablemente. Anímate a ser feliz y a escuchar lo que te pide tu corazón. Sonríe siempre. Hasta la próxima.

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