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domingo, 2 de enero de 2011

¿Navidad, solo parranda?

Parranda, tragos, despilfarro, estrenos, viajes, y un sin fin de etcéteras, ¿esto de verdad es la Navidad? ¿Qué es para ti la Navidad?

Más allá del sermón moralista que se presta para esta época y de las creencias religiosas, la navidad o el mes de diciembre debe ser un punto de encuentro, un recomenzar, una excusa perfecta para reencontrarte con esas personas que tienes tiempo sin ver, familiares lejanos o darte la oportunidad de abrirte a nuevos horizontes y seres. Aunque no puedes abusar y usar únicamente estas fechas para echar una llamadita o dar un regalito.

La palabra Navidad viene del latín Nativitas que significa nacimiento. Esta representación es adoptada e instaurada por la Iglesia Católica para celebrar, entonces, el nacimiento del niño Jesús en Belén el 25 de diciembre.

Ciertamente tiene una carga de religiosidad que debe ir acompañada del sentir espiritual que rodea a la fecha. Que cada año se celebre el nacimiento del niño Dios es una significación que debe llevarse al interior de cada ser humano, más que una ocasión de parranda, es una época propicia para la revisión y reflexión de todos nuestros actos en el año. Justo lo que NO hacemos, ¿cierto?

Es un poco raro que algunos usen la navidad para llevarle un regalito a la mamá, papá, abuelos, etc., y en todo el año ni siquiera levantaron el teléfono para saber como estaban. Esto es realmente ilógico, hipócrita, inhumano; lo mismo ocurre en las fechas comerciales como día de la madre o peor aún el fulano día del niño, llenas a tus hijos de regalos y durante el año los maltratas física o emocionalmente o los mal-formas con gritos, malos ejemplos, horas frente al tv, video-juegos, en fin; mucha tela que cortar en este asunto de las cosas morales o inmorales que hacemos durante cada año.

Y ustedes me dirán, ciertamente, lo que para mi es moral para ustedes puede ser inmoral o al revés, sin embargo, hay cosas dentro de los parámetros y cánones que todos aceptamos o nos encanta estar rodeados de ellas. A ese punto voy, por qué si en Navidad hacemos, regalamos, conseguimos, un sin fin de cosas que nos encantan, tanto para nosotros como para los seres que queremos, por qué no somos igual de esplendidos durante el año.

Finalmente en estos tiempos modernos de transculturización, globalización, distracciones y mezcolanzas afines, sobre todo para los venezolanos, una fecha que caiga feriado es fabulosa excusa para rumbear, beber hasta perder el conocimiento y vagar en cualquier banalidad que nos vendan alrededor. Por eso nuestro mundo actual está tan necesitado y tan carente de afecto, comprensión, solidaridad, entendimiento, cariño, amor, paz. Vivimos flotando en una burbuja constante de cosas y más cosas, materiales en primer lugar, luego siguen las preocupaciones, las deudas, el tiempo que perdemos con las nuevas tecnologías, sin contar el estrés y mal humor que esto nos genera que también nos absorbe el tiempo. Sin duda, es momento de parar el mundo y bajarnos como imploraba Mafalda y avocarnos a nuestras verdaderas necesidades.

La rumba es buena, claro que sí, sanamente, con conciencia, es buenísima, el problema está cuando te embriagas hasta perder el conocimiento o peor aún tomas el volante con tu familia en el carro y los expones; o en medio del encuentro familiar te pones cómico a pelearte con tu hermano por diferencias políticas o religiosas, en fin, tantas cosas que pasan en estas reuniones que innecesariamente las arruinan. Si fortalecemos nuestro espíritu y valoramos el amor de Dios en cada uno de los que nos rodean y en nosotros mismos nuestra visión y enfoque cambiarían.

¿Cómo lo hacemos? Abandonando la intolerancia, la posición de “sabelotodo”, escuchando las razones del otro, entendiendo, amando, pensando que las cosas nos ocurren porque es la voluntad de nuestro Ser Supremo y debemos obtener aprendizajes al máximo.

Tomo una reflexión de los amigos de http://www.aciprensa.com/ textualmente “Me decía un amigo: para mí todos los días es Navidad, pues todos los días nace el Señor; no tengo que esperar que se llegue diciembre para darle un abrazo a mi padre, a mi hermano o a mi amigo y desearle que la paz y el amor de Dios habiten en sus corazones; estoy siempre dispuesto a perdonar a quien me ha ofendido, sin esperar todo un año para abrazarnos y perdonarnos; siempre que puedo hago una obra de caridad y comparto lo que tengo con quien realmente sé que lo necesita. Algunas veces he compartido con niños y he visto en esas caritas tristes unos labios sonreír y unos ojos con mirada de esperanza, por qué esperar diciembre para mostrarles nuestro afecto, no necesito salir en las páginas sociales de los periódicos, porque Dios sabe como vivo y lo que hago y eso es lo único que me interesa. Sabes, me encantan los poemas, los mensajes y las tarjetas; es una lástima que solo me lleguen en diciembre, pero yo con mi vida hago el esfuerzo para ser un mensaje viviente de amor, justicia, paz y esperanza cada día. Viviendo así he llegado a la conclusión de que todos los días es navidad, pues cada día mi corazón experimenta el amor y la paz de Dios. Cuando participo en la Eucaristía y recibo a Jesús me pregunto si se sentirá cómodo en este pesebre que es mi corazón. No te olvides, todos los días nace el Señor y navidad es navidad.
Navidad es navidad, año tras año cada uno lo seguirá viviendo a su manera y tú ¿cómo la vivirás? La puedes vivir un solo día al año o todos los días del año. La decisión es tuya.

Abrazos infinitos de Feliz Navidad. Se les quiere.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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