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sábado, 17 de julio de 2010

Crianza: un acto de Fe



Cuántas veces hemos escuchado en adultos de mediana edad: “cuando yo era chiquito (a) mi mamá me pelaba los ojos y era suficiente pa` que yo me quedara quieto (a)”. Seguramente muchas y es que parece que con el tiempo las medidas de crianza se han flexibilizado aunque si observamos detenidamente nuestros muchachos necesitan, hoy más que nunca supervisión, guía y educación en valores.

Quizás guardamos resentimiento con nuestros padres por lo estrictos que fueron o queremos simplemente que nuestros hijos tengan “su propia vida” pero lo que sí es cierto es que algunos padres de nuevas generaciones por el exceso de trabajo, el cansancio, la mala concepción de libertad, entre otras razones, depositan la educación de sus hijos en el internet, la televisión, las revistas de jóvenes o peor aún, en las opiniones de sus compañeros de clases generando la reacción del conocido juego del rumor “el telefonito”.

A propósito de celebrarse un año más del comercial Día del Niño, los padres y futuros padres debemos reflexionar sobre los hombres del futuro que queremos. Ser amigos de nuestros hijos no significa invisibilizar la línea de respeto que debe existir entre ambos. No se trata de imponer jerarquías, es cuestión de enseñarlos de manera amorosa que existe una autoridad familiar que crea normas de convivencia y está capacitada para llevar las riendas del hogar de manera armónica.

Si desde pequeños les inculcamos orden, respeto, hermandad, solidaridad, compartir y motivamos su aprendizaje con actividades que fomenten su inteligencia para la comprensión de las situaciones, estaremos sembrando la semilla del hombre nuevo que debe fortalecerse sobre todo en la adolescencia cuando encaran la etapa más difícil.

Que nuestros conflictos de adultos, de profesionales o esposos no desvíen la atención y supervisión que deben tener nuestros niños y niñas en la actualidad. Para nadie es un secreto que en ocasiones están sobre – informados incluso sin quererlo. La televisión por cable, por ejemplo, presenta algunos programas que son una suerte de “manuales” para ser mamá adolescente o cómo tatuarte sin que tus padres sepan, es decir, venden actitudes rebeldes e irreverentes como algo “chic”, de moda que hay que seguir.

Supervisar no es sobreproteger ni prohibir, debemos tener muy claros los términos para que nuestro horizonte esté despejado también. Chequear amistosamente lo que hacen, quienes son sus amistades, de qué forma hablan por teléfono, qué lenguaje están empleando que no ha sido escuchado en casa, etc. Hay muchos comportamientos claves y en la actualidad, muchas instituciones sin fines de lucro que se dedican a impartir charlas relacionadas a este tema en escuelas y liceos.

Dile a tu hijo que lo amas constantemente y lo importante que es para ti, cuando tenga conductas erradas explícaselo en tono de voz neutra, bájate a su estatura, míralo a los ojos y mantén la calma. Dedícale tiempo y establece horarios y rutinas que organicen tu hogar. Éxito y sonríe siempre.
@gentesaludable

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