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martes, 19 de agosto de 2014

Razones por las que siempre estás cansado





La web www.time.com publicó este artículo para identificar los motivos de nuestra baja o ausente energía en el día a día, aquí se los dejo:



No te ejercitas cuando estás cansado: omitir tu entrenamiento para ahorrar energía termina provocando el efecto inverso. En un estudio de la Universidad de Georgia, los adultos sedentarios, pero por lo demás sanos, que comenzaron a hacer ejercicio ligeros tres días por semana por sólo 20 minutos diarios reportaron sentirse menos cansados y con más energía después de seis semanas.



No bebes suficiente agua: estar incluso ligeramente deshidratado -tan sólo el 2% de pérdida del fluido normal -pasa factura en los niveles de energía, dice Amy Goodson, dietista registrada de Texas Health Ben Hogan Sports Medicine. La deshidratación provoca una reducción en el volumen de sangre, explica Goodson, lo que hace que la sangre sea más gruesa.


No estás consumiendo suficiente hierro: una deficiencia de hierro puede hacer que te sientas perezoso, irritable, débil e incapaz de enfocarte. “Te cansa porque menos oxígeno viaja a los músculos y células”, dijo Goodson. Aumenta tu ingesta de hierro para reducir el riesgo de anemia: consume carne magra, frijoles, porotos, tofu (queso de soja), huevos (incluyendo la yema), verduras de hoja verde oscuro, nueces y mantequilla de maní, y acompáñalos con alimentos ricos en vitamina C (mejora la absorción de hierro cuando se comen juntos).


Eres perfeccionista: esforzarse por ser perfecto -que, seamos realistas, es imposible- te hace trabajar mucho más duro y por más tiempo de lo necesario, dice la Dra. Irene S. Levine, profesora de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York. “Estableces metas que son tan poco realistas que son difíciles o imposibles de alcanzar, y al final, no hay sentido de auto-satisfacción”.


Haces montañas de un grano de arena: cuando te encuentres teniendo pensamientos catastróficos respira profundamente, y pregúntate qué tan probable es que lo peor realmente suceda. Salir al aire libre, meditar, hacer ejercicio, o compartir tus preocupaciones con un amigo, puede ayudarte a enfrentar mejor las cosas y ser más realista.


Omites el desayuno: la comida que comes alimenta tu cuerpo, y cuando duermes, tu cuerpo sigue utilizando lo que consumiste en la cena para mantener el bombeo de sangre y el oxígeno fluyendo. Así que, cuando despiertas por la mañana, necesitas reabastecerte de combustible con el desayuno. Evítalo, y te sentirás lento. Recomienda un desayuno que incluya avena con proteína en polvo y un poco de mantequilla de maní; un batido hecho con frutas, proteína en polvo, leche baja en grasa y mantequilla de almendras; o huevos con dos rebanadas de pan integral tostado y yogur griego bajo en grasa.


Vives de comida chatarra: los alimentos cargados de azúcar y carbohidratos simples tienen un puesto alto en el índice glucémico (IG), un indicador de la rapidez con que los carbohidratos aumentan el azúcar en sangre. Picos de azúcar en la sangre constantes seguidos de fuertes caídas, causan fatiga a lo largo del día.



Tienes problemas para decir “no”: complaces a la gente a menudo a expensas de tu propia energía y felicidad. Para empeorar las cosas, eso puede crearte resentimientos y enojo con el tiempo.


Tienes una oficina desordenada: un escritorio desordenado te agota mentalmente restringiendo tu capacidad de enfoque y limitando la habilidad de tu cerebro para procesar la información, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Princeton.


Trabajas en vacaciones: revisar tu correo electrónico cuando deberías estar relajándote en la piscina, te pone en riesgo de agotarte. Desenchufarse y dejarse a uno mismo descansar realmente permite que tu mente y cuerpo rejuvenezcan y que vuelvas a la oficina más fuerte.


Tomas una copa de vino (o dos) antes de acostarte: el alcohol inicialmente deprime el sistema nervioso central, produciendo un efecto sedante. El alcohol produce un efecto rebote mientras es metabolizado, que crea un aumento abrupto en el sistema de la adrenalina. Es por eso que es más probable que despiertes en la mitad de la noche, después de haber estado bebiendo.


Revisas tus correos electrónicos antes de acostarte: la luz deslumbrante de una tablet, smartphone o la pantalla retroiluminada de tu computadora puede alterar el ritmo circadiano natural del cuerpo mediante la supresión de la melatonina, una hormona que ayuda a regular los ciclos de sueño y vigilia.


Dependes de la cafeína para cumplir con tu día: comenzar el día con una taza de café no es gran cosa, de hecho, los estudios muestran que hasta tres tazas de café al día son recomendables, pero el uso de la cafeína de forma incorrecta puede causar graves perturbaciones en el ciclo de sueño-vigilia. Un estudio publicado en la Journal of Clinical Sleep Medicine  reveló que el consumo de cafeína hasta seis horas antes de la hora de dormir afecta el sueño.


Te quedas despierto hasta tarde los fines de semana: trasnochar el sábado por la noche y luego dormir en la mañana del domingo conlleva dificultad para conciliar el sueño la noche del domingo y a un lunes por la mañana con falta de sueño. Ya que el quedarte en casa puede afectar tu vida social, tratar de despertar a cerca de tu hora normal a la mañana siguiente y toma una siesta en la tarde.


Escríbeme a gentesaludableradio@gmail.com. Hasta la próxima. Sonríe siempre.

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