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Los teléfonos celulares, son un arma de doble filo: por un lado,
pueden servir como una herramienta de estudio gracias a las aplicaciones que
ofrecen y el acceso inmediato a Internet. Sin embargo, estudios recientes demuestran
que estos dispositivos tecnológicos pueden distraer a los jóvenes de sus
obligaciones académicas y quitarles tiempo que podrían aplicar en la escuela o
universidad, apunta la web salud.com.ar.
Una investigación de la Universidad de Kent,
en Ohio (Estados Unidos), reveló que los jóvenes pasan un promedio de 279
minutos por día utilizando distintas funciones de los teléfonos celulares; es
decir, unas cinco horas diarias usando estos dispositivos. Asimismo, envían
alrededor de 77 mensajes de texto, sin contar las horas que los adolescentes
dedican a escuchar música a través de estos aparatos.
Por otra parte, la web padresonones.es, también nos comparte
algunas ideas sobre el tema:
La explicación no hay que buscarla en que los adolescentes
son irresponsables o fácilmente manipulables por la publicidad, sino en su
desarrollo cerebral. El cerebro no termina su desarrollo hasta pasados los 24
años y esta inmadurez cerebral es la responsable de que el adolescente busque
sensaciones fuertes o novedosas, así como de su comportamiento compulsivo,
según destacan expertos de la Fepad (Fundación para el Estudio, Prevención y Asistencia a las
Drogodependencias). Para entender esto basta con saber que el
desarrollo cerebral comienza desde la zona occipital (la parte posterior) hasta
la frontal. Esto hace que las funciones que mejor realizan los niños sean las
que controla la parte de su cerebro que ya ha madurado, como es la coordinación
y el movimiento, mientras que tienen menos desarrollados el juicio, el control
del comportamiento o la organización, pues son áreas que controla la parte
frontal.
Es decir, la inmadurez del cerebro del adolescente es
responsable de la búsqueda de sensaciones fuertes y novedosas, así como de su
comportamiento compulsivo.
Datos
Hoy en día los niños reciben su primer móvil antes de los
diez años y la mayoría lo usa para comunicarse o para jugar, aunque también
reconocen que han recurrido al teléfono cuando se han sentido solos.
En cualquier caso hay que diferenciar claramente de lo que
puede ser un uso excesivo del móvil de lo que se considera una adicción. Entre
ellos destaca una utilización excesiva y que se dé un “síndrome de
abstinencia”, es decir tensión, ansiedad o depresión cuando no tienen el móvil
a mano. Además, los menores adictos necesitan dedicarle cada vez más tiempo y
tener un equipamiento progresivamente más sofisticado. También afecta a las
relaciones familiares ya que cada vez aumentan las discusiones y las mentiras
sobre el uso del móvil, mientras que paralelamente el niño se aísla
socialmente.
Los expertos también destacan que los adolescentes mayores
utilizan más el móvil para comunicarse en lugar de para jugar y son más
conscientes de los riesgos que los más pequeños.
No te olvides:
1.-El móvil y otras tecnologías fascinan al adolescente, lo
que favorece su abuso.
2.-El abuso del móvil puede afectar al rendimiento escolar.
3.-El abuso puede aislar socialmente al adolescente y provocar
conflictos familiares.
4.-Este tipo de tecnología es una puerta abierta a peligros
desconocidos.
5.-Los problemas emocionales y de conducta favorecen el abuso.
6.-El abuso del móvil puede reducir la realización de otras
actividades y favorecer el sedentarismo.
Como prevenir sin prohibir
-Favorecer
el diálogo familiar
teniendo cuidado en escuchar y respetar las opiniones de los hijos y establecer
una comunicación fluida para que se pueda hablar de todos los temas, incluidos
los beneficios y riesgos de las nuevas tecnologías.
-Cuanto más tarde mejor. Un niño menor de 8 años en
general no necesita móvil. En cualquier caso hacer que sea consciente de su
valor y su coste.
-Mejor tarjeta de
prepago que libre, ya que gastan menos.
-Observar el comportamiento de
los niños respecto al móvil y las nuevas tecnologías.
-Ponga normas claras sobre cuándo y cómo
utilizar el móvil, no se trata de prohibir su uso sino de establecer límites.
Atención a estas señales: pasa demasiado
tiempo en la habitación. Habla mucho. Utiliza el móvil en lugares inadecuados,
cuando come o estudia, cuando hace deporte o en actividades que requieren plena
atención como cuando va en bicicleta. Enciende el móvil a deshoras. La factura
es excesiva. No habla ni se comunica con el resto de la familia. Tiene cambios
emocionales bruscos o problemas de conducta. Baja el rendimiento académico. Se
enfada si se le llama la atención o se le restringe el uso del móvil.
Es importante siempre propiciar espacios de conversación y
disfrute familiar, donde sea casi obligado que deje el celular a un lado para
disfrutar el momento. Vincularse con primos y amigos de su edad también ayuda a
descansar de la tecnología. Si ha probado de todo y le parece que su hijo tiene
adicción por los dispositivos electrónicos, no dude en consultar con un especialista,
bien sea terapeuta, psicólogo u orientador. Usted necesitará herramientas para
manejar la situación y él seguramente necesitará “ver” su problema.
Fuentes consultadas: salud.com.ar y padresonones.es
Ahora puedes acompañarme de
lunes a viernes a las 7:00AM por Meridiano TV, en mi programa Gente Saludable
TV. Te espero en sintonía.
Escríbeme a gentesaludableradio@gmail.com.
Hasta la
próxima. Sonríe siempre.
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