Arrancamos
siempre con ironía este tema. La epidemia mundial del tabaquismo mata cada año
a casi 6 millones de personas, de las cuales más de 600 000 son no fumadores
que mueren por respirar humo ajeno. Si no actuamos, la epidemia matará a más de
8 millones de personas al año de aquí a 2030. Más del 80% de esas muertes
evitables se producirán entre las poblaciones de los países de ingresos bajos y
medianos. Para el Día Mundial Sin Tabaco 2014, la OMS y sus asociados hacen un
llamamiento a los países para que aumenten los impuestos al tabaco.
Para este pasado
31 de mayo Día Mundial Sin Tabaco, la Organización Mundial de la Salud en su
informe “Aumentar los impuestos sobre el tabaco – lo que hay que saber”,
propone a todos los países del mundo, tomar acciones. “Aumentar los impuestos
sobre el tabaco es la solución más eficaz para reducir el consumo de tabaco en
todo tipo de entornos. La experiencia de Filipinas y de otros países, como
Egipto, Francia y Turquía, muestra que aumentar los impuestos sobre el tabaco
es factible y tiene beneficios reales, tanto en el sector de la salud como
fuera de este.
La clave para
aumentar los impuestos sobre el tabaco con éxito es explicar sus beneficios
sanitarios y económicos y disipar los mitos difundidos por la industria del
tabaco en su intento por obstaculizar una subida de impuestos que reducirá las
ventas de sus funestos productos.
El consumo de
tabaco es la principal causa de muerte prevenible y se cobra la vida de
alrededor de 6 millones de personas en todo el mundo cada año. El consumo de
tabaco no sólo reduce el número de años que viven sus consumidores, sino que
también reduce el número de años de vida sana.
Es uno de los
factores que más contribuye a la aparición de enfermedades no transmisibles
como el cáncer de pulmón y las cardiopatías, que se cobran la vida de 36
millones de personas cada año. Además, el tabaquismo genera costos económicos
considerables, como el aumento del gasto sanitario derivado del tratamiento de
las enfermedades que ocasiona en los consumidores de tabaco y en quienes se ven
expuestos al humo de este, y la pérdida de productividad e ingresos debido a la
enfermedad y la muerte prematura”.
Continúa en su
informe “Aumentar los impuestos sobre el tabaco - lo suficiente como para que
su precio esté por encima de la tasa de inflación – lleva a su encarecimiento.
Al igual que sucede con muchos productos de consumo, la gente suele comprar un
producto con menos frecuencia cuando aumenta el precio real y se vuelve menos
asequible.
Se estima que
aumentar los impuestos sobre el tabaco para incrementar los precios en un 10%
reduce el consumo de tabaco en un promedio del 4% en los países de ingresos
altos y del 5% en los países de ingresos bajos y medianos.
El aumento del
precio mediante impuestos suele ser especialmente beneficioso para la salud de
las personas que disponen de poco dinero, entre estas los jóvenes. La reducción
del consumo de tabaco entre la población joven a consecuencia del aumento de su
precio es, en promedio, entre dos y tres veces superior a la que se da en la
población adulta.
En un estudio
realizado en 2010 en 20 países de ingresos bajos y medianos se halló que un
aumento en el precio del 10% permitía reducir el consumo entre los jóvenes de
14 años en un 18%, más de tres veces más que en el caso de la reducción del
consumo conseguida mediante la aplicación de esa misma medida entre la
población adulta.
La OMS calcula
que si todos los países aumentasen los impuestos sobre los paquetes de
cigarrillos en un 50%, habría 49 millones de fumadores menos (38 millones menos
de fumadores entre la población adulta y 11 millones menos de futuros
fumadores.
Las políticas en
cuestión incluían el aumento de los precios mediante la subida de impuestos y
la aplicación de medidas no relacionadas con los precios, como la prohibición
de fumar en lugares públicos, el suministro de información sanitaria, la
contrapublicidad y la prohibición de la publicidad y la promoción del tabaco.
Si todos los países aumentasen los impuestos sobre los paquetes de cigarrillos
en un 50%, habría 49 millones de fumadores menos entre los jóvenes), lo que
podría evitar 11 millones de muertes por tabaquismo (basado en simulaciones no
publicadas de la OMS utilizando datos de 2012)”.
Datos OMS:
El tabaco mata hasta a la mitad de quienes lo
consumen.
El tabaco mata a casi 6 millones de personas cada
año. Más de 5 millones son o han sido consumidores del producto, y más de 600
000 son no fumadores expuestos a humo de tabaco ajeno. La cifra anual de
muertes podría ascender a más de 8 millones en 2030.
Casi el 80% de los mil millones de fumadores que
hay en todo el mundo viven en países de ingresos bajos o medios.
En los adultos, el humo ajeno causa graves
trastornos cardiovasculares y respiratorios, en particular coronariopatías y
cáncer de pulmón. Entre los lactantes causa muerte súbita, y en las mujeres
embarazadas, niños con bajo peso de nacimiento.
Casi la mitad de los niños respiran normalmente
aire contaminado por humo de tabaco.
Más del 40% de los niños tienen al menos un
progenitor que fuma.
El humo ajeno causa más de 600 000 muertes
prematuras cada año.
En 2004 los niños representan el 28% de las muertes
atribuibles al humo ajeno.
Fuente: www.who.int
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