En
nuestro mundo actual y, desde la antigüedad, la mayor parte de los asuntos
relacionados con el aparato reproductor masculino han representado un mito o un
tabú. Les da miedo o pena hacerse el examen de la próstata, el bendito machismo
que los hace preferir morirse de cáncer que ir al médico al chequeo
correspondiente. Afortunadamente para ellos hoy el primer trámite es un examen
de sangre para medir el antígeno prostático y luego tocará la tan temida
revisión física en caso de determinar alguna anomalía.
En
cuanto a la impotencia o disfunción eréctil la realidad es la misma, muchos
hombres lo callan durante años y muchas parejas están sometidas día a día a ese
estrés ante la negativa de acudir a un especialista.
Para
conceptualizar y adentrarnos en el tema, la disfunción eréctil es la
incapacidad repetida de lograr o mantener una erección lo suficientemente firme
como para tener una relación sexual satisfactoria.
El
sexólogo Gerardo Giménez, explicó a un medio de circulación nacional que hoy en
día, aproximadamente el 70 por ciento de los casos de disfunción eréctil se
debe a factores combinados entre orgánicos y psicológicos.
Los
orgánicos tienen que ver mayormente con problemas de hipertensión, diabetes y
ateroesclerosis, aunque también se la ha relacionado con lesiones cerebrales o
de la médula espinal, niveles bajos de testosterona, falla hepática o renal,
esclerosis múltiple y enfermedad de Parkinson. Los aspectos psicológicos, por
su parte, tienen que ver con depresión, estrés, ansiedad, baja autoestima,
problemas de pareja, entre otros.
Ambos
factores usualmente llegan a mezclarse convirtiéndose en un círculo vicioso
para quien lo padece sin encontrarle una salida clara y cercana a la
problemática. Esta situación le genera grandes niveles de ansiedad y eso mismo
agrava el problema.
Sin
embargo, uno de los puntos importantes en este proceso es la negación, los
hombres pierden tiempo valioso en atribuirle cualquier causa a su impotencia
pensando que es momentánea, que están cansados, etc. Aún en sus espacios en
solitario cuando observan que la auto-estimulación tampoco surte efecto, se
mantienen en la posición de que “nada ocurre”. Con sus parejas tratan de evitar
las relaciones sexuales e incluso pueden asumir una actitud social de
resentimiento o de “marcho vernáculo” para esconderlo incansablemente.
Si
bien es cierto que es un tema ligado a la masculinidad, también es cierto que
cuando esto ocurre la situación debe ser abordada por la pareja como un todo.
Hombre y mujer deben ser partícipes del proceso dándose apoyo, respeto y
compañía.
El
aspecto psicológico dentro de la pareja empieza a jugar malas pasadas, el
hombre no se siente “tan hombre”; la mujer por su parte considera que ha dejado
de ser atractiva y deseada y que por eso su pareja tiene esa reacción. Ambos
jalan para sus lados y se convierte casi en una guerra de sexos que termina en
una profunda depresión.
Aquí
es donde ambos deben desarrollar mayor madurez en la relación y buscar ayuda
con prontitud. No hay culpable inicial, ni es la mujer ni es el hombre, será un
especialista calificado quien se encargará de identificar qué ocurre y lo más
importante, cómo solucionarlo.
Si
el primer paso es sentir miedo como siempre ocurre, la recomendación es documentarse,
buscar en los medios que se tengan al alcance la información correspondiente al
tema, leer foros de otros casos, etc., que te permitan reducir el nivel de
ansiedad y manejar algunos posibles detalles sobre la manifestación que está
teniendo tu cuerpo.
En
Venezuela se suma el arraigado machismo que impera, nuestra cultura deposita la
posición sexual directamente en el “poderío” masculino, en su virilidad y en
convertirlo en un súper poderoso que jamás fallará, es por eso que cuando la
disfunción eréctil toca la puerta de algunos hombres, sienten que el mundo se
les viene encima.
Uno
de los estudios más importantes y conocidos a nivel mundial sobre este tema, el
Massachusetts Male Aging Study, arrojó que el 52 por ciento de los
participantes, todos hombres entre los 40 y los 70 años, sufrían algún grado de
disfunción eréctil, y 9,6 por ciento la padecían en grado severo.
En
nuestro país, las cifras confiables más recientes son de hace diez años, cuando
se realizó un estudio en Venezuela, Ecuador y Colombia, el cual indicó que el
55 por ciento de los venezolanos entre 40 y 70 años sufrían de disfunción
eréctil leve, moderada o severa.
Lo
que sí no tiene discusión y está comprobado es que las probabilidades de sufrir
el problema aumentan significativamente con la edad, siendo tres veces más
frecuente en un hombre a los 70 años con respecto a un hombre a los 40. De
hecho, actualmente se estima que 6 de cada 10 hombres mayores de 70 años
padecen esta condición.
El
médico especialista indicará diversos tratamientos farmacológicos para resolver
el problema momentáneamente, sin embargo, lo más importante es atacar la causa
que está ligada a otras enfermedades y debe detectarse oportunamente para
indicar el tratamiento correspondiente y evitar que la salud del paciente se
vea comprometida.
Fuente
consultada: eluniversal.com.
Lo
importante siempre es romper las barreras de tus propias limitaciones y acudir
al especialista quien te indicará el camino a seguir para que la problemática
sea superada. Sonríe siempre. Hasta la próxima.