Los ejercicios en todas sus formas y
presentaciones están de moda, especialmente aquellos que involucren actividad
al aire libre: caminar, trotar, correr. Si tienes presente algunas
recomendaciones la práctica será todo un éxito.
En primer lugar debes tener claro
cuál es el motivo del inicio de tu entrenamiento. Si lo estás haciendo para
acompañar a alguien más o para rebajar porque tu pareja te lo exige, es muy
probable que abandones la meta a corto plazo ya que el empuje real no sale
desde tu corazón.
En segundo lugar, debes asegurarte
que tu salud esté al día, exámenes de sangre como el Perfil 20 te ayudará a
saber tus valores y una supervisión física es lo recomendado para que chequees
tu peso y el estado de tus articulaciones.
Y en tercer lugar, debes asesorarte
con un preparador físico para que te indique los zapatos acordes a tu pisada,
la ropa a utilizar (con la que te sientas cómodo) y la manera más óptima de
arrancar el entrenamiento.
Tenemos la concepción de que si
queremos trotar, nos levantamos un día y nos lanzamos a la calle o al parque y
empezamos a trotar, así de golpe, de impacto. Ese mismo choque lo siente
nuestro cuerpo entero, mucho más si tenemos tiempo sin hacer ningún tipo de
ejercicios.
Lo ideal es iniciar caminando a
“paso tranca´o” es decir, a un ritmo acelerado pero caminando, para que tus
tobillos, rodillas, caderas, cintura, espalda, etc., poco a poco vayan
oxigenándose y adaptándose a ese nuevo ritmo. A medida que caminas puedes ir
estirando los brazos hacia atrás, adelante y los lados. Es productivo que los
lleves flexionados a la altura de la cintura y que acompañen el movimiento del
cuerpo en lugar de dejarlos alargados hacia abajo e inactivos.
En este proceso de caminatas centra
especial atención en tu respiración. Inhala y exhala profundo, lo más que
puedas, usando la respiración “abdominal” es decir, que el aire infle tu
estomago, trata de retenerlo unos segundos y luego lo botas suavecito. Esto
aumentará tu capacidad respiratoria y para entrenamientos más exigentes podrás
controlarla con éxito.
Una alimentación balanceada junto
con las caminatas al menos de 4 a 5 días a la semana, te irán preparando para
arrancar próximamente con un trote lento y armónico. Las caminatas son de bajo
impacto así que podrás hacerlas todo lo que desees.
Si ya quieres iniciar el trote pero
no sabes cómo, el entrenador personal Mikhail Rodríguez recomienda “arrancar un
ciclo de 5 minutos, 1 trotando, 4 caminando, así hasta llegar a 30 minutos, un
reloj con cronómetro les ayudará bastante, esto podría hacerse de 2 a 3 veces
por semana, lo ideal sería intercalar con otros ejercicios, por ejemplo, montar
bicicleta, nadar, hacer spinning, bailoterapia, abdominales en casa, etc., para
no recargar las rodillas de alto impacto”.
Rodríguez nos explica cómo podemos
seguir avanzando: “Si al pasar al menos dos semanas te sientes bien con el
entrenamiento puedes incrementar, 2 minutos trotando 3 caminando hasta llegar a
la media hora; luego de las 2 semanas seguir aumentando, el tope sería 4
minutos trotando, 1 caminando para la recuperación. Cuando sientas que dominas
estos ciclos estás listo para salir a trotar media hora continua”.
Lo ideal es buscar áreas planas para
arrancar estos entrenamientos, sin embargo, con el tiempo podrás aventurarte a
las subidas o escaleras. El estiramiento y enfriamiento también es muy
importante al culminar.
Pero tú te preguntarás por qué tanta
preparación para caminar o trotar, simplemente porque lo ideal es que te
mantengas activo y saludable y no lleno de lesiones o debilitado.
La
fisioterapeuta Maira Prado nos explica “el 80% de las lesiones se ubican por
debajo de la rodilla. La lista de frecuencia de aparición de lesión es en el
corredor empieza así: Rodilla 40%: la zona más lesionada en los
corredores. Afectada principalmente por la debilidad de cuádriceps, de glúteos
y el déficit de flexibilidad de isquiotibiales. Pierna
20%: impactada por la debilidad de tríceps sural, de
glúteos y fracturas por estrés. Tobillo
y pie 20%: aquí las tendinitis son las lesiones más frecuentes en los
corredores. Músculos poco flexibles son algunas de las causas de su lesión. Espalda
5%: errores en la selección del calzado, debilidad de abdominales y
glúteos, diferencias de longitud en las piernas son algunos de los responsables
de su lesión. Cadera e ingle 15%: la debilidad de los
músculos de la cadera suele ser la causante de que los corredores paren.
Una conclusión evidente aparece: si te gusta correr, no solo te dediques
a recorrer caminos. Entrenar la fuerza de tus músculos es clave para prevenir
lesiones”.
Prado nos ofrece algunos tips que
debes tomar en cuenta antes de entrenar: “identifica qué tipo de pie tienes ya
que cada uno necesita un zapato especial. Desarrolla flexibilidad ya que es
clave para lograr fuerza muscular necesaria para rendir en la carrera.
Identifica cuáles son los músculos más débiles que tienes. Si los conoces
puedes ser más específico en tu entrenamiento. ¿Tienes una ruta para correr?
Estudiar el terreno es el primer paso para entrenar los músculos más
determinantes en cada terreno. Por ejemplo para correr en grama es necesario
más estabilidad articular que para correr en asfalto”.
Siempre es importante contar con la
guía de especialistas. A Mikhail Rodriguez puedes ubicarlo en su twitter
@MikhailR y @TeamEndurance. A Maira Prado en su cuenta @MairaPradoL. Sonríe
siempre. Hasta la próxima.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario