Los prejuicios sexuales
están hoy en día por todos lados. Es difícil combatirlos o suavizarlos, ya que como todo prejuicio, tiene un arraigo sociocultural que pasa de generación en
generación.
La unión civil entre
homosexuales, ha sido el tema de las últimas semanas en el mundo entero. Muchos
miran y critican con gran escándalo, otros lo aplauden y así transcurren las
jornadas noticiosas.
Matrimonio proviene del
latín matrimonium, “matri” “monium”: carga, gravamen de la madre o de la frase
“matrem muniens” que significa: defensa o protección de la madre.
Si empezamos por aquí,
por la raíz de esas luchas, entendemos que inicialmente el concepto
“matrimonio” no puede ser usado para hablar sobre esas uniones. Está concebido
como una protección a la mujer por parte del hombre a través de dicha práctica.
Ciertamente es un
importante logro para una comunidad numerosa en este caso, en Estados Unidos,
sin embargo, cabe preguntarnos: ¿lograr la unión civil legal soluciona los
problemas de discriminación, persecución y exclusión que Lesbianas, Gays,
Trans, Bisexuales e Intersexuales (LGTBI) afrontan en el mundo entero?
En mi experiencia
particular como periodista y ahora como sexóloga, los jóvenes quienes se me
acercan con la total confianza de llegar a puerto seguro con sus angustias,
coinciden en su mayoría en que sus problemas graves y reales son: aceptación
y/o persecución familiar; auto-aceptación; experimentación o transición de un
género a otro; problemas legales en el caso de los Trans y sus documentos; baja
autoestima, depresión, ideas suicidas, estrés, ansiedad, culpa, entre otros.
Hasta ahora, por ninguna parte ha aparecido entre sus principales
preocupaciones y padecimientos, el tan anhelado “matrimonio”.
Básicamente pienso que la
lucha en torno a las uniones civiles legales, es una forma de intentar un
reconocimiento formal con leyes de por medio, que en otras instancias y
sectores no han podido lograr durante tantos años, por diversos factores.
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Esa necesidad constante
de aceptación y reconocimiento, pareciera entonces que se desborda y se
proyecta también entre sus pares. La envidia y la rivalidad, en una comunidad
que debería estar unida en pro de luchas comunes, es el plato del día y es
cuando notas que muchos, resienten de su propio entorno por no sentirse tampoco
identificados e integrados.
El trabajo real, más que
legal es psicológico, mental. Depurar esa necesidad de buscar reconocimiento y
aceptación a la que se han sometido tras largas décadas por la presión social,
moral, etc., y empezar una vivencia más transparente y honesta de sus
preferencias sexuales sean cuales sean. En la medida en que se respeten,
integren, valoren, así serán vistos en el entorno.
Por lo pronto, sigue siendo
muy difícil, lo vivo a diario como sexóloga (estudiante aún) y católica,
desligar la idea social que tiene la gente del “gay”, que inmediatamente lo
identifica como “loca”. La confusión latente sobre las prácticas travestis y
sus tendencias sexuales. La idea de que “todos los homosexuales son violadores
de niños o viceversa”. Los mitos sobre los Trans, “que es culpa de los padres
porque cuando estaban embarazados pensaban que era niña y la llamaban como niña
en la barriga y resultó ser un varón”. La falsa creencia que apunta a que si
llevas a tu hija lesbiana a un psicólogo “se va a enderezar”, etc.
La diversidad existe, es
una realidad que ya no se puede seguir tapando con un dedo. Cada vez que te
pase por la mente juzgarlos, detente 1 segundo a pensar: ¿ese muchacho será
feliz?, ¿esa muchacha tendrá que comer?, ¿ese joven se sentirá amado?, ¿habrá
logrado enamorarse alguna vez? Estas preguntas básicas pero muy sensibles te
ayudaran a recordar, en primer lugar que son humanos. En segundo lugar, que sufren
mucho (en su mayoría), porque son rechazados hasta por sus propias madres o
viven con el miedo de ser descubiertos. Y en tercer lugar porque “quien esté
libre de pecado, que tire la primera piedra”.
Juzgar nunca ha sido
bueno, ni antes de Cristo, ni después de Cristo ni en ningún lugar habitado por
humanos. Juzgar es una tarea pendiente para la humanidad deshumanizada moderna,
que señala con un dedo pero se olvida que los otros 4 dedos de la mano lo
señalan a él mismo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbfux_ToFilP340gsflb4R44sdllqUsKwrUgE7Dal-aldrGR3sLJiCNcrxBp0IU9n-9s_C05f1j4_8EwOOrXvtsl08BFqDWrdZvyxJmXlcWgEk8n7EkMP3ZsQSucV9DQvZu_E7smn-akMr/s320/matrimonio+gay+1.jpg)
Como familiares y amigos
nos queda mucho camino por andar. Son seres que con amor y guía pueden lograr
incluirse, abandonar prácticas promiscuas y ser felices. No discrimines, no
rechaces, no señales. Tiende tu mano y no seas cómplice del bullying.
Para cualquier
comentario, escríbeme: gentesaludableradio@gmail.com.
Sonríe siempre.
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